20/12/17

Haciendo Memoria


“Los egresados” 
Promoción 1962 
Escuela Normal de Quilmes
 Por Julia Rossignol


Nuestra amiga Julia compartió días pasados estas reflexiones que nos resulta grato publicar en el espacio Haciendo Memoria, al que invitamos a otros exalumnos. ¡Muchas gracias Julia!


En la sección del Diario Clarín del 10 de diciembre leí una nota de Silvia Fesquet: “El agridulce reencuentro de egresadas”. Era domingo y nosotros habíamos tenido nuestra reunión de cincuenta y cinco años de egresados el día anterior. Imposible entonces, no aunar lectura y vivencias. Además, digo nosotros, porque mi esposo también es egresado de la misma división y año, es decir, otro compañero (pero esto es tema de otro texto al que llamaría “Amores de juventud no siempre son flor de un día”)

Volvamos a nuestra reunión. Todavía estoy feliz y conmovida. ¡Fue tan hermoso el encuentro! Nos abrazamos, reímos, lloramos, hablamos todos a la vez, la vida transcurrida invade los diálogos, de a dos, en grupo, todos juntos.

Hay aspectos que son increíbles: la confianza, el cariño, la fuerza. Parece que salimos ayer de la escuela y nada hubiera cambiado.

Al principio fue muy fuerte. Reconocernos en nuestros nuevos cuerpos, en el cabello blanco o ver que por milagros de la época las morochas se volvieron rubias! Es un impacto y lo hicimos con hidalguía y mucho amor, nosotros, los que pudimos… porque también están los que no pudieron, porque no se animaron o porque ya partieron. A ellos los recordaremos siempre con sus caras adolescentes.

Cada encuentro contiene proyectos y promesas, también algunas frases que encierran verdades duras. 

- ¡No vamos a dejar pasar mucho tiempo! En seis meses nos volvemos a reunir.

- Y el clásico ¡Si Dios quiere!

Cuando nos despedimos la algarabía da lugar a la nostalgia. Nos vamos viendo partir. Nos prometemos compartir las fotos, publicarlas en facebook y enviarnos aquellas fotos viejas que algunos conservamos.

¡Mandame la de la calle Rivadavia!

Yo no me acuerdo. ¿Que hacíamos en la calle Rivadavia?

Y aún en la despedida volvemos a reír.

Promoción 1962 en la calle Rivadavia
10/12/2017 - 00:01
El agridulce reencuentro de egresadas                                         
PASIONES ARGENTINAS

Cae la tarde, casi veraniega, y una brisa ligera empieza a soplar en el jardín a la sombra. Sentadas a una larga mesa, nueve mujeres retoman una conversación interrumpida muchos años atrás. En rigor, no es una sino muchas las conversaciones, a veces lineales, en otros momentos cruzadas y en simultáneo, que se entablan en esa merienda demorada.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Una recuerda un encuentro en un restaurante de Belgrano; otra se acuerda del fondo al aire libre de un acogedor boliche de Palermo; una tercera evoca la reunión en la casa de alguna que esta vez faltó a la cita. No todas concurrieron a las mismas convocatorias. Se hace difícil conciliar horarios, agendas, responsabilidades familiares, compromisos laborales, viajes.

Muchas ya no viven aquí; diferentes circunstancias y necesidades, propias o ajenas, las alejaron del lugar donde crecieron y hoy escriben desde el sur, desde el norte, o desde aún más lejos: México, Estados Unidos, Alemania. La tecnología, bendita sea, ayuda a acortar distancias y acerca fotos, mensajes, inquietudes. Como a borbotones, van surgiendo nombres en la charla. De algunas se ha perdido el rastro; amigas íntimas de entonces, con el paso del tiempo casi no han vuelto a verse. De muchas otras, cada una de las presentes tiene algún dato o una amistad inalterable mantenida a despecho de las inclemencias de la vida y sus circunstancias. De aquel viaje a Bariloche a los padres ya mayores, la charla surfea o profundiza, según corresponda, por los años que pasaron. Hay un encanto agridulce en toda reunión de egresadas. 




5/12/17

DÍA INTERNACIONAL DEL VOLUNTARIADO
5 DE DICIEMBRE

"La gente servicial y modesta suscita 
una admiración inmediata.
Las organizaciones suelen ver como 
una bendición a los que están
dispuestos a asumir las pesadas, 
monótonas y poco gloriosas tareas
que otros rechazan o que nadie más 
está en condiciones de hacer."



¿Por qué un día dedicado al voluntariado?

El 17 de diciembre de 1985, la Asamblea General invitó a lo gobiernos a celebrar todos los años, el 5 de diciembre, el Día Internacional de los Voluntarios , y los exhortó a adoptar medidas para que se cobrara mayor conciencia de la importante contribución de los voluntarios, estimulando así a más personas en todas las condiciones sociales a ofrecer sus servicios, tanto dentro de su propio país como en el extranjero.

El programa de Voluntarios de las Naciones Unidas celebra el 5 de diciembre no sólo para resaltar la labor del voluntariado en todas sus facetas, sino también para rendir un homenaje especial a todos los voluntarios que trabajan para conseguir los nuevos objetivos mundiales.

La importancia del voluntariado y el desarrollo

Todos estos años, el Día Internacional de los Voluntarios se ha usado de forma estratégica: muchos países lo han aprovechado para destacar las contribuciones de los voluntarios hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ahora extendidos en los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, una serie de metas destinadas, en un plazo de tiempo determinado, a combatir la pobreza, el hambre, la enfermedad, el analfabetismo, la degradación medioambiental y la discriminación hacia las mujeres.

La organización del Día Internacional de los Voluntarios suele ser resultado de la colaboración entre el sistema de las Naciones Unidas, gobiernos, organizaciones de voluntarios y personas comprometidas. También es frecuente que participen representantes de los medios de comunicación o del ámbito académico, fundaciones, el sector privado, grupos religiosos, así como organizaciones deportivas y recreativas.

Los voluntarios y nuestro proyecto

La Recuperación y Puesta en Valor del Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes "Silvia Manuela Gorleri" nunca se hubiera llevado a cabo sin contar con el invalorable aporte de los voluntarios que, desde el inicio, han aportado su tiempo, su dedicación y voluntad -valga la redundancia- colaborando cada uno en la medida de sus posibilidades. Once largos años en los que trabajaron alumnos, exalumnos y docentes. ¡Miles de horas!

¡Cuánto le debemos a ellos! Sin embargo, es necesario matizar con algunas observaciones.

Entre las numerosas virtudes del proyecto encabezado por la BNM [1] para la preservación de nuestro patrimonio histórico escolar, está la de capitalizar la cooperación voluntaria de diferentes miembros de las comunidades educativas, que por distintas razones se sienten impelidos a participar en el mismo. 

Como mencioné anteriormente, docentes, alumnos, ex-alumnos y otros miembros de nuestra comunidad comprometen su esfuerzo a través de contratos verbales y éticos, empeñan tiempo, se capacitan, robustecen la continuidad de la labor de recuperación del acervo documental y se hacen dignos merecedores de respeto y encomio por este hecho. En nuestro caso, como en muchos otros, únicamente a cambio de la gratificación moral e intelectual que puede reportar esta tarea. 

Sin embargo, muchos colaboradores tienen otras prioridades, igualmente respetables, y su dedicación al proyecto se verá afectada, cuando no subordinada, a cuestiones ajenas al mismo. 

Los alumnos deben avanzar en su carrera, obtener su título de grado y, probablemente, partir en busca de su destino laboral. Quizás de las nuevas cohortes de estudiantes surjan algunos que deseen incorporarse y será necesario –en consecuencia- repetir la capacitación e integrarlos en los siguientes tramos del trabajo. Tendrán una visión fragmentada del proceso; no obstante, su participación será no sólo valiosa sino valorada. 

También los demás participantes pueden verse atraídos por otros proyectos o, presionados por circunstancias de la vida, abandonar éste transitoria o definitivamente. 

La importancia de constituir un equipo de trabajo más o menos permanente se exhibe entonces en toda su magnitud. Si bien el compromiso es institucional, la cruda realidad es que el voluntariado es un camino horadado por baches más o menos profundos, que obstaculizan una fluida circulación. 

Otra vez aparece, en mi opinión, la necesidad de establecer cargos y salarios para preservar la continuidad de un programa de rescate del patrimonio que, día a día, adquiere –felizmente- mayor relieve y alcance a nivel nacional. 

Tal vez no sea necesario, al inicio, pensar que cada escuela debe tener un archivista. Pero al menos las instituciones involucradas en este programa lo necesitan con toda seguridad, y muchas de las razones que hay para ello se exponen en otros textos. 

Por otra parte, parece legítimo preguntarse por las políticas públicas relacionadas con los archivos y con la educación. Algunas jurisdicciones, la Pcia. de Buenos Aires por ejemplo, ofrecen preparación profesional en esta especialidad[2], enmarcada en el sistema educativo formal. Sin embargo, no disponen de nichos laborales para los graduados, aun cuando el desarrollo de la disciplina ha demostrado hace tiempo su importancia. 

Entonces, creemos que el Estado debería ser capaz de responder a las necesidades de los ciudadanos, promoviendo la implementación de mejores prácticas en el sector estatal y el desarrollo de más y mejores profesionales con vocación por lo público. 

Nos preguntamos, también, si se pueden desarrollar herramientas que permitan a la sociedad civil incrementar su capacidad de participación en las políticas del Estado. 

A quienes trabajan con el objetivo de contribuir a mejorarlas en todo su proceso se les torna evidente que estos momentos requieren una mayor articulación de esfuerzos de los diversos actores de la sociedad -públicos, privados, organizaciones no gubernamentales y académicos- en pos de generar nuevas y creativas respuestas para enfrentar los desafíos.[3]

NOTAS:

[1] BNM: Biblioteca Nacional del Maestro
[2] Desde 1983.
[3] Ducoté, Nicolás. “En tiempos de incertidumbre, es clave unir esfuerzos y compromisos”. CIPPEC, publicado en El Cronista, 16/12/2008. 

Fuentes: http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/40/212
Fragmento de la Ponencia presentada en la Segunda Jornada de Recuperación del Patrimonio Histórico Educativo, Buenos Aires, 2009.