28/9/15

LOS CUADERNOS ESCOLARES (2)
 Por Bienvenido Martin Fraile e Isabel Ramos Ruiz
CEMUPE (fragmento)

"[...] al estudiar los cuadernos hay que preguntarse por:

La autoría del cuaderno: Pregunta crucial es determinar el autor del cuaderno, es decir, se trata de dar respuesta a la pregunta de quién escribe el cuaderno. ¿Es el niño que escribe? ¿Es el profesor que dicta? ¿Es el libro del cual se extraen las referencias? Para dar respuesta a esta cuestión se ha seguido desde un principio a Silvina Gvirtz, quien asegura que si algo caracteriza los cuadernos escolares es la amalgama de autorías, la combinación sucesiva de autores escribanos que en un mismo cuaderno pueden alternarse [13].

El formato del cuaderno: El estudio del formato remite a la tipología de las libretas por una parte [14] y a su presentación por otra. Lo cierto es que el formato es un indicador de la economía doméstica, de la capacidad de las familias para invertir en material escolar y que muchas veces nos muestra la situación de penuria o miseria en que se encontraban muchas familias. 

Los primeros cuadernos para los niños eran muy sencillos, generalmente de confección casera. Son hojas de papel blanco, pautados, y a veces con los márgenes marcados con pintura. Estas hojas unas veces se encuentran grapadas, otras cosidas con hilo, otras con cordón de seda en bordados originales. Ya en los años sesenta comienza a diversificarse la oferta con el tímido despegue desarrollista impulsado en España, que se concreta en estilos de cuadernos más vistosos, con más colores y dibujos en las portadas, más páginas, cuadriculados o rayados, predominando ahora los de pastas duras y alambre en espiral sobre los grapados. A medida que nos acercamos en el tiempo, priman los cuadernos de anillas o espirales con separadores de colores para delimitar el espacio de cada materia.

De la misma forma, la presentación nos indica el grado de esmero del niño por el cuaderno y nos muestra las correcciones del maestro, las prácticas escolares relacionadas con hábitos de cuidado, buenas costumbres, gusto por el trabajo bien hecho, y acompañamiento de ilustraciones y dibujos que pueden ser a veces significativos. El formato aporta información muy sugerente sobre aspectos muy diversos que debe ser tenida en cuenta.

El contenido de los cuadernos: Si se vuelve la mirada hacia el pasado y hacia nuestras vivencias escolares, nos damos cuenta de que algunos de los tiempos y momentos más activos o más personales de cada uno son aquellos que se dedicaban a la elaboración del cuaderno, copiando, dibujando, redactando, realizando análisis gramaticales, resolviendo problemas, trazando mapas de geografía, pintando y coloreando, subrayando con lápices de colores, haciendo márgenes o poniendo títulos a las distintas materias. Prácticas cotidianas de enseñanza que pueden analizarse mediante análisis cuantitativos y cualitativos de materias y clases de ejercicios, y que informan de la importancia concedida a las diferentes asignaturas, a la metodología empleada y a las actividades escolares.

Mientras se releen los cuadernos se tiene la sensación de retroceder en el tiempo, hacia una época ya olvidada, pero en la que se percibe vida. Es un material escrito que muestra vívidamente lo que la escuela fue y cómo evolucionó al compás de los años.

Los contenidos de los cuadernos se encuentran en función de los objetivos señalados para la escuela, por parte de la sociedad, de lo que a ésta le interesa que aprendan los niños. A medida que pasan los años los contenidos se diversifican y se hacen más complejos. Si en un principio se dirigía hacia los rudimentos del saber, hacia los abecés de la instrucción, poco a poco van introduciéndose nuevos planteamientos. Por eso los contenidos cambian, evolucionan, surgen otros nuevos, y a través de ellos se puede hacer un rastreo de la enseñanza en la escuela. 

Además reflejan de una manera explícita la transmisión de valores y costumbres de cada época en correspondencia con la mentalidad social y la ideología política de la época. No son iguales los contenidos de los cuadernos de la Segunda República que los del franquismo; no reflejan la misma metodología los cuadernos de la escuela tradicional que aquellos otros de maestros que apuestan en el primer tercio de siglo por la apertura y la reforma de modos más activos y lúdicos de enseñanza.

La sociedad va a primar unos contenidos sobre otros en función de lo que considera que necesita en cada momento. Por eso los contenidos cambian, evolucionan, surgen otros nuevos, por lo que a través de ellos se puede hacer un rastreo de la enseñanza en la escuela. La República prima, entre otros, contenidos relacionados con la formación en ciudadanía, el aprendizaje de la Constitución, las lecciones de cosas. El franquismo favorece contenidos relacionados con la religión, la patria, enseñanzas del hogar para las niñas, el Día del Maestro, el Día de la Hispanidad.

Otros contenidos, en cambio, han desaparecido de las aulas como es el género epistolar, la fisiología e higiene, la horticultura; otros se modifican y se actualizan como los relacionados con la convivencia y la ciudadanía; y otros hacen su aparición en la actualidad en relación con la era digital y las nuevas tecnologías.

Las clases de cuadernos: No existe un mismo cuaderno para todo, dada la complejidad que comporta la educación. Podríamos establecer tres grandes bloques: los de los alumnos, los del maestro y los oficiales de la escuela. Los dos últimos aportan documentación muy valiosa referida a la ideología, metodología y condiciones en que se impartía la enseñanza.

Los primeros nos asombran por ser escrituras infantiles, en plena formación, aprendiendo en sus pupitres de madera con la pluma y el tintero, más tarde con el lápiz y el bolígrafo. Manos infantiles que nos han dejado impreso su testimonio de días y meses dentro de los espacios de las aulas, con un maestro que dirigía estas prácticas, que hoy son una muestra preciosa del patrimonio cultural escrito de nuestra escuela. Entre los cuadernos de los niños se encuentran dos géneros con características propias: los individuales o de deberes, y los colectivos o de rotación. Los primeros a su vez pueden ser de una sola materia –de caligrafía, de planas, de resolución de problemas, de labores de niñas- o bien pueden reflejar el acontecer diario de cada una de las disciplinas. Las escrituras infantiles nos transmiten los ejercicios que se realizaban en las aulas. Los cuadernos más comunes son los que nos muestran actividades de todas las disciplinas según se sucedían a lo largo de la jornada. Sin embargo, también los hay de materias específicas como la religión, dibujo, música, mapas de geografía, formación patriótica, ortografía, caligrafía, aritmética o problemas de matemáticas. Todos ellos completan el legado de la cultura escolar.

En cambio, los de elaboración colectiva nos muestran una clase de cuadernos en que intervienen todos los niños del aula para escribir lo más señalado de cada día.

Reciben el nombre de rotación porque los niños participan en su elaboración por riguroso orden de turno, lo que se traduce en la motivación y en el interés por escribir en el mismo lo mejor que se sepa. Es un cuaderno que se introduce en España en la década de los veinte del siglo pasado desde Francia y Bélgica, con una metodología activa, participativa y de refuerzo de lo aprendido, utilizado en escuelas con maestros de corte progresista y generalizándose su uso en el período republicano. Más adelante, el franquismo se lo apropia, pero lo vacía de los contenidos curriculares para adecuarlo a contenidos de adoctrinamiento patriótico y religioso, pero manteniendo el participar todos los alumnos en su elaboración. El tardo franquismo mantiene el núcleo ideológico duro del régimen pero de nuevo retoma aspectos de formación cívica y social más acorde con sus inicios. No obstante, es un cuaderno que desaparece del panorama escolar con la entrada de la LGE del 70, por las connotaciones que sugería y que sólo se mantiene como iniciativa aislada de algunos maestros a lo largo del tiempo, en el formato de diario escolar.

El cuaderno de rotación, entre todos los cuadernos, tiene un lugar de privilegio en el CEMUPE, destacando por los estudios realizados con ellos [15] y por la proyección que se ha hecho de ellos hacia los escolares del siglo XXI [16+, en la que se reclama la actualización de un cuaderno que, a lo largo de la historia escolar, ha tenido un significado especial.

NOTAS:
[13] Gvirtz, S.: El discurso escolar a través de los cuadernos de clase. Argentina (1930 y 1970), Buenos Aires, Eudeba, Universidad de Buenos Aires, 1999.
[14] Pozo Andrés, M.M.; Ramos Zamora, S.: «Los cuadernos de clase como representaciones simbólicas de la cultura escrita escolar». En Etnohistoria de la escuela. XII Coloquio Nacional de Historia de la Educación, Burgos, Sociedad Española de Historia de la Educación, 2003, pp. 653-664.
[15] Martín Fraile, B.; Ramos Ruiz, I.: «Europeizar la escuela. El descubrimiento del cuaderno de rotación por Martí Alpera». En Hernández Díaz (coord.): Influencias francesas en la educación española e iberoamericana (1808-2008). III Conversaciones Pedagógicas de Salamanca, Salamanca, Ediciones Globalia, 2008, pp. 161-175; Martín Fraile, B.; Ramos Ruiz, I.: La actividad escolar en la provincia de Zamora reflejada en los cuadernos de rotación. Cuadernos de Investigación, Zamora, Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo, 34 (2009).
[16] Existe un acuerdo con la Fundación Ciudad de Saberes de Salamanca que financia un proyecto con los colegios de la provincia para realizar a lo largo del año un «cuaderno de rotación» premiando al final del curso los mejores con un viaje al CEMUPE. También hay un acuerdo con la Dirección Provincial de Zamora para llevar a cabo el proyecto anterior, consensuado con los directores de escuelas primarias."

Fuente: http://congresos.um.es/fimupesephe/fimupesephe2012/paper/viewFile/15321/12291

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