28/8/14

Hoy, en Argentina


JUAN CARLOS LOMBÁN 
SU FALLECIMIENTO
Por Chalo Agnelli

 

Hay vidas que nos dejan una impronta contundente en las propias conductas y sobre todo si esas personas reunieron condiciones que los superaron en esencia: humanidad, generosidad, sabiduría, don de gentes, docencia, decencia y pasión por la tarea que emprendieron a lo largo de toda su existencia. 

Ayer 27 de agosto, por la noche, nos dejó el último de la pléyade de los grandes historiadores y educadores quilmeños, el profesor Juan Carlos Lombán, tenía 87 años. Tras una penosa enfermedad se fue con dignidad, tomado de la mano de su compañera en los últimos 14 años, Beatriz Pugliese. El decoro ante el sufrimiento también es una condición de los grandes; y quienes tuvimos la oportunidad de acompañarlo, como quien suscribe, siendo tan sólo testigos del dolor físico, lo fuimos también de su integridad de ánimo, de su generosidad y de su amor por la educación.

SU VIDA 

Docente, historiador y ensayista, el profesor Lombán nació el 20 de febrero de 1927, en un mínimo poblado bonaerense, La Colina, distante a 28 km al oeste de la ciudad de General La Madrid, provincia de Buenos Aires. A 452 kilómetros al sudoeste de la estación Constitución, desde la estación ferroviaria de la actual línea Roca, que se instaló allí en el año 1884. 


El pueblo, según el censo del 2001, contaba con una población de 713 habitantes, de modo que durante la niñez de Juan Carlos los habitantes eran escasos. Su primer paisaje fue la pampa llana y la cultura bonaerense que quizá luego, con otras concomitancias, fue lo que lo aproximó al autor Guillermo Enrique Hudson, nacido en Quilmes en 1841; y le dedicó valiosos trabajos y estudios a su obra. 

Josefa Lombán de Casado

Concluida la primaria en General Las Heras y a falta de un establecimiento secundario, a los 14 años se trasladó a Quilmes, donde vivían familiares paternos e ingresó en la Escuela Normal donde era vicedirectora su tía la profesora Josefa Lombán de Casado, quien lo estimuló a establecerse definitivamente junto a estas costas del Plata y al ejercicio de la docencia; mujer por la que guardó siempre un profundo afecto filial; afecto extensivo a otro benemérito educador quilmeños el Dr. Carlos E. Ocampo, de quien también fue alumno.

En 1941, era comisionado municipal don Fernando Pozzo, entrerriano, médico pediatra, quien en su breve administración, desde el 15 de mayo de 1940 hasta el 15 de abril de 1941, le dio un trascendente impulso a la cultura y especialmente a la historia quilmeña, entre otros aportes institucionalizó la Junta de Estudios Históricos por el decreto Nº 1640 del 12 de julio de 1940; presidida por el Dr. Craviotto; fijó las pautas definitivas que conforman hasta hoy el escudo oficial del Partido; formó la Comisión pro-monumento al Gral. San Martín por el decreto Nº 1685 del 18 de agosto de 1940; estableció la Comisión Municipal de Cultura y el Museo Histórico Regional Alte. Brown sobre las bases del antiguo Museo "Quilmes de antaño", de 1937. Esta administración que supo rodearse de figuras prominentes fue motivadora para muchos jóvenes como el adolescente Juan Carlos, quien a pesar de la diferencia de edad, tuvo el privilegio de contar con la amistad de estas grandes figuras.

Fernando Pozzo

LA HISTORIA DE QUILMES Y LOS QUILMES

Conocer la historia local, sus incalculables riquezas humanas desde el pueblo originario que nos dio toponimia y gentilicio, lo aferró a estas costas bonaerenses y entendió que ya no podría irse nunca más. Reiteraba: “… esta Argentina rica y plural que tenemos no existiría sin Quilmes, existiría un país más pobre.” Cuando terminó el cuarto año secundario, tuvo la oportunidad de ingresar como internado al Instituto Superior de Educación Física “Manuel Belgrano” de San Fernando (Av. Del Libertador y Alte. Brown), de modo que el último año del magisterio lo hizo en la Escuela Normal de esa localidad.  Luego continuó sus estudios en la Facultad de Humanidades de La Plata. 

La historia fue su primera pasión. Contaba que esa vehemencia comenzó antes de aprender a leer y a escribir. Cuando tendía cinco años pasaba horas y horas recorriendo las imágenes de un libro de historia con ilustraciones, propiedad de su hermano, cuatro años mayor que él. Así, como todos los amantes de los libros, conoció personalidades, sucesos, lugares a través de esas imágenes. Su capacidad y apego al estudio le permitieron obtener sendas becas en Gran Bretaña y los Estados Unidos, países en los que se perfeccionó en la lengua inglesa.

El trabajo intelectual no le quitó ser un entusiasta deportista, a quien se debe, entre otros, la práctica del rugby en la localidad. En 1949 integró la primera subcomisión de rugby del Círculo Universitario de Quilmes, junto con sus amigos don Carlos Raris y como delegado de la comisión directiva don Amílcar Ibarra.

La primera experiencia en ese deporte la vivió en Mar del Plata, donde cumplía con el servicio militar junto a Raris, compañeros en el Instituto Nacional de Educación Física. En esa ciudad deciden convocar otros jóvenes de su amistad para la práctica del rugby. El proyecto tomó cuerpo en el colegio San Jorge donde Lombán ejercía como profesor de Historia, Raris de Educación Física, Ibarra de Química y el cuarto precursor, el profesor Rubén Morgado, dictaba Lógica. 

Rápidamente el interés por este deporte creció en Quilmes y el 23 de agosto de 1952 el profesor Lombán fue vocal de la comisión directiva de “Los Quilmes Rugby Club”; sociedad civil, cultural y deportiva creada en la casa del Sr. Naboulet Ypselos (calle Alvear 776).
 
En 1952 se casa con quien fue su primera esposa Lucrecia Lombán, también apasionada educadora y humanista; prima además, cuyo padre Alejandro Lombán era funcionario del Banco Nación. Tienen tres hijos: Alejandra, Victoria y Ariel y el profesor Lombán hace definitivamente de esta ciudad y partido sudbonaerense su lugar en el mundo. 

En sus años juveniles fue adherente del Partido Socialista que tenía la Casa del Pueblo en la calle Humberto Primo entre Lavalle y Moreno, frente a la plaza General Pintos. Artículos suyos fueron publicados en periódico “El Ariete”, órgano de esa parcialidad. En 1974, intervino en la reaparición de ese medio de prensa.

El Prof. Lombán - en el centro de perfil - con un grupo de militantes socialistas en la reapertura del periódico local "El Ariete" en 1974.

Su actividad docente se concentró como profesor del Colegio San Jorge desde 1947 hasta su jubilación en 1982, treinta y cinco años, entre los cuales veintiocho fue Rector de la Sección Nacional. 

En 1949 fue el miembro más joven de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes (primera época), como secretario de actas, a la que siguió perteneciendo hasta su extinción a mediados de la década del cincuenta. 
Fue uno de los fundadores en 1955, del Instituto Sarmiento de Sociología e Historia, al que presidió desde 1965 hasta 1972 y desde 1988 hasta poco años antes de su fallecimiento. 

Dictó Historia del Arte desde 1968 hasta su jubilación en 1982 en la Escuela de Bellas Artes "Carlos Morel" de Quilmes y también actuó en el Museo Histórico Provincial "Guillermo Enrique Hudson" ubicado en lo que fue la estanzuela "Los Veinticinco Ombúes", donde nació el insigne naturalista y ornitólogo, hoy partido de Florencio Varela. Dirigió el Complejo Cultural Mariano Moreno de Bernal. Fue Director de Cultura de la Municipalidad de Quilmes durante un breve, pero fecundo período; en el que promovió la Coordinadora de Actividades Culturales del Partido de Quilmes. El 1977 fue asesor hudsoniano de Manuel Antín para su filme “Allá lejos y hace tiempo”. 

(De Izq. a Der.) Chalo Agnelli, Nancy Castagnini, Juan Carlos Lombán, Guillermo Arbert y María del Carmen Destefano 

Un ensayo de su autoría obtuvo la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores en 1981. Asimismo obtuvo, entre otros galardones, el “Kilme de Honor” (1993), el “Candil Kilmes 98” y “El Sol de oro” (1999). Pronunció más de 500 conferencias en todo el país y el exterior sobre historia de la arte occidental, de la plástica latinoamericana y argentina, del pensamiento nacional y de Quilmes, así como de la vida y obra de Sarmiento, Hudson, Andrés Baranda, el Dr. José Antonio Wilde y otros. Muchas de estas charlas fueron el resultado de sus viajes por diversos lugares del mundo de donde trajo aportes culturales con el afán de compartirlos y divulgarlos. Fueron notables los cursos de Historia de Quilmes que dio en varias oportunidades tanto en la Biblioteca Pública Municipal Domingo Faustino Sarmiento como en la Mariano Moreno de Bernal. Curso que quien suscribe reeditó este año como una forma de homenaje a su persona en el Museo Municipal de Artes Visuales Víctor Roverano.

El profesor Juan Carlos Lombán, en el centro, como presidente honorario de la Comisión del Bicentenario 1810-2010, Quilmes (de Izq. a Der.) Guillermo Arbert, Chalo Agnelli, María del Carmen Destefano, Ely Fontana, el Prof. Lombán, el profesor Félix Luna, Silvia Scarinci y Nancy Castagnini.



OBRAS

Más de treinta trabajos del profesor Lombán fueron publicados en el suplemento literario de “La Prensa” entre 1962 y 1978, algunos de ellos especialmente referidos a Hudson son: ”Los Veinticinco ombúes” (23/3/1969); “Nuestra pampa reflejada en idioma inglés” (11/5/1969); “La Patria de Guillermo Enrique Hudson” (13/7/1969); “Hudson o la imposibilidad del retorno” (14/12/1969); “En torno del escritor y su idioma” (28/12/1969) También aparecieron numerosas colaboraciones en otras publicaciones locales, del país y del extranjero. 

Sus documentos históricos y de investigación publicados son: “Itinerario de una bandera” (1961), en el Boletín del Inst. Bonaerense de Antigüedades y Numismática; “Don Andrés Baranda, un Patriarca del viejo Quilmes” (1965); “Dr. José A, Craviotto, “El Historiador de Quilmes” (1966); “Antiguos Maestros de Quilmes” (1966), ediciones de la Municipalidad de Quilmes; “Guillermo Enrique Hudson o el legado inmerecido”, Ed. Subsecretaría de Cultura de la Pcia. de Buenos Aires, La Plata, 1971, con una 2° edición de 1986; “El Ochenta, Reflexiones sobre su contexto sociocultural” Edición Antropo, Bs.As. 1980 (Faja de Honor de la SADE); “Nueva Historia de Quilmes”, Ed. El Monje, 1990, con una segunda edición de 1992; “Historia del arte latinoamericano”, Edición de la Asociación Cultural Kilmes, 1994, seleccionado por el Fondo Nacional de las Artes con apoyo económico y por la Comisión Nacional de Bibliotecas para ser enviado a 500 bibliotecas populares de todo el país; “Historia del arte latinoamericanos” (1994) fue fruto de la reflexión e investigación de tres décadas, es una obra fundamental para lograr una comprensión global, desde los inicios, alcances y perspectivas, del arte de nuestro continente; “Esquema Histórico de la Plástica Argentina” (2000) auspiciado por la Asociación Amigos de las Bellas Artes “Prof. José Eduardo Pardo”. 

Prologó “Allá lejos y hace tiempo” en la edición de Rueda (1983); en la edición realizada por EDIBER, (2001) editorial de la Municipalidad de Berazategui, libro ilustrado por artista Ludovico Pérez y en varias otras ediciones. 

Son elocuentes los numerosísimos prólogos que realizó para libros de autores argentinos que recurren a su criterio actualizado, inquisitivo y libre.

Fue director del Complejo Cultural Mariano Moreno, de Bernal. En 1986 tuvo un papel relevante acompañando a quien fuera su esposa la docente Lucrecia Lombán en la fundación de la “Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, filial Quilmes”. 


En el 2001, fue declarado por la Intendencia Municipal y el H. Concejo Deliberante “Ciudadano Ilustre” Es presidente honorario de la Comisión del Bicentenario 1810-2010 de Quilmes; siendo también miembro fundador, desde el 22 de mayo de 2007 

En el año 2008 la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Quilmes realizó un homenaje y reconocimiento a su trayectoria cultural y docente en la recientemente reciclada Casa de la Cultura. Merecido tributo a sus aportes para el engrandecimiento de la historia de la localidad que hizo suya. 


Amante de los viajes, ese mismo año partió para Nueva York, una ciudad que era materia pendiente en su incesante deambular. A su retorno dictó un curso de Historia local en el Complejo Cultural y Biblioteca Mariano Moreno de Bernal. 

Fue presidente honorario de la “Comisión del Bicentenario Quilmes 1910-2010”. 

En forma constante y permanente dictó cursos, charlas, conferencias, participó de paneles, certámenes y fue un buscado prologuista de múltiples publicaciones tanto de autores locales como de otros distritos y la Capital Federal. 

El Profesor Lombán fue, en los últimos años, el referente intelectual de mayor peso en Quilmes; requerido desde todos los puntos del Partido y la región de influencia, donde su palabra era apertura, estímulo, conocimiento, reflexión, sustancia crítica, fuente de espacios de educación. 

Generosamente, sin reparos, concurría a donde lo convocaran, acompañado por su esposa la artista plástica Beatriz Pugliese.

Últimamente, renuente a la intensa actividad cultural y educativa que realizó hasta pocos años atrás, prefirió la vida serena de su hogar, sus libros, compartida con sus hijos y los nietos que le aportó su esposa; parte del verano se establecía en Mar del Plata y hacía esporádicas visitas a la Oriental ciudad de Montevideo.

Con la señora Leonor Lezcano ex presidenta de la Biblioteca Popular Pedro Goyena y la escritora Prof. Stella Maris Bertinelli. 

LEGADO MERECIDO 

Nuevamente me toca divulgar la historia de vida de Juan Carlos Lombán, a quien consideré siempre Maestro y Numen. Esta vez, es su despedida, que no es tal. La primera fue en mi libro “Maestros y Escuelas de Quilmes” (1666 – 2004) y la segunda en el homenaje a los “Historiadores de Quilmes - Los Precursores” que se realizó el 24 de marzo de 2010 como primera conferencia de la Comisión del Bicentenario 1810-2010, repetida el 18 de junio en el Museo Regional Alte. Guillermo Brown de Bernal. Hace pocos años proyectamos juntos las reedición de su obra "Guillermo Enrique Hudson o el legado inmerecido", que había publicado la Dirección de Museos, Homenajes y Lugares Históricos de la Subsecretaría de Cultura del Ministerio de Educación de la provincia de Buenos Aires en 1971, por ser un trabajo fundamental para entender ampliamente la obra de aquel argentino que escribió en inglés sobre su Argentina. El editor Roberto Tassano de "Buenos Airs Books", asumió con coraje la tarea que tuve el honor de prologar. Afortunadamente, estando el profesor Lombán ya muy delicado de salud, pudo ver este libro ya publicado. Y digo afortunadamente, pues es el homenaje que en vida se le hizo a su obra y pude sentir su gratitud. 

Cierro esta breve biografía, con la certeza de que el Prof. Lombán fue un hombre de la estirpe directa de los: Andrés Baranda, José Rosende, Robustiano Pérez, Félix Meals, José Antonio Wilde, Martín Cristoforetti, Agustín Matienzo, José Andrés López, Atanasio A. Lanz, Antonio y Evaristo Iglesias, Isidoro Iriarte, José Sosa del Valle, Juan Manuel Cotta, José A. Craviotto, Manuel Ales, Agustín Bottaro, Rodolfo Merediz, José Abel Goldar, Luis Otamendi ... Juan Carlos Lombán. 


Prof. Chalo Agnelli
Quilmes, 2011 - 27 de agosto de 2014 

Publicado por Blogger para EL QUILMERO 

A propósito de Julio Cortázar

Escuela Normal de Profesores Nº 2 "Mariano Acosta"

El próximo viernes 29 de agosto a las 20, un par de días después de cumplirse el centenario del natalicio de Julio Florencio Cortázar, realizaremos en nuestro INSTITUTO DE ENSEÑANZA SUPERIOR Nº 2 “MARIANO ACOSTA” un acto-homenaje-espectáculo, en torno a la figura de este gran escritor argentino, que nutriera además nuestras aulas como alumno.


El mismo consistirá en la exposición de algunos aspectos de su vida que atañen fundamentalmente a su paso por el Establecimiento, fragmentos de textos de sus novelas y cuentos, poemas, teatralizaciones de relatos, fragmentos de Films sobre su obra o ficciones transpuestas, declaraciones suyas y lecturas ejemplificadoras.

Estará a cargo de integrantes de TeTeBA (Teatro Terciario de Buenos Aires) con Sede en nuestro SUM (Teatro ‘Julio F. Cortázar’), a la vez que por autoridades, docentes y alumnos de la Comunidad del IES 2.

La entrada será libre y gratuita hasta colmar la capacidad de la sala.
Lugar: SUM (Teatro Julio F. Cortázar) 
Gral. Urquiza 277 / Moreno 3117 Planta Baja - CABA

Fuente: http://centroderecursosnormal1.blogspot.com.ar/

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«Esencia y misión del maestro» 
Julio Cortázar (1939)

Artículo publicado el 20 de octubre de 1939, en la Revista Argentina, y firmado por Julio Florencio Cortázar, profesor, graduado en letras en la Escuela Normal de Profesores "Mariano Acosta" de Buenos Aires.

Escribo para quienes van a ser maestros en un futuro que ya casi es presente. Para quienes van a encontrarse repentinamente aislados de una vida que no tenía otros problemas que los inherentes a la condición de estudiante; y que, por lo tanto, era esencialmente distinta de la vida propia del hombre maduro. Se me ocurre que resulta necesario, en la Argentina, enfrentar al maestro con algunos aspectos de la realidad que sus cuatro años de Escuela Normal no siempre le han permitido conocer, por razones que acaso se desprendan de lo que sigue. Y que la lectura de estas líneas –que no tiene la menor intención de consejo- podrá tal vez mostrarles uno o varios ángulos insospechados de su misión a cumplir y de su conducta a mantener.

Ser maestro significa estar en posesión de los medios conducentes a la transmisión de una civilización y una cultura; significa construir, en el espíritu y la inteligencia del niño, el panorama cultural necesario para capacitar su ser en el nivel social contemporáneo y, a la vez, estimular todo lo que en el alma infantil haya de bello, de bueno, de aspiración a la total realización. Doble tarea, pues: la de instruir, educar, y la de dar alas a los anhelos que existen, embrionarios, en toda conciencia naciente. El maestro tiende hasta la inteligencia, hacia el espíritu y finalmente, hacia la esencia moral que reposa en el ser humano. Enseña aquello que es exterior al niño; pero debe cumplir asimismo el hondo viaje hacia el interior de ese espíritu y regresar de él trayendo, para maravilla de los ojos de su educando, la noción de bondad y la noción de belleza: ética y estética, elementos esenciales de la condición humana.

Nada de esto es fácil. Lo hipócrita debe ser desterrado, y he aquí el primer duro combate; porque los elementos negativos forman también parte de nuestro ser. Enseñar el bien, supone la previa noción del mal, permitir que el niño intuya la belleza no excluye la necesidad de hacerle saber lo no bello. Es entonces que la capacidad del que enseña –yo diría mejor: del que construye descubriéndose pone a prueba. Es entonces que un número desoladoramente grande de maestros fracasa. Fracasa calladamente, sin que el mecanismo de nuestra enseñanza primaria se entere de su derrota; fracasa sin saberlo él mismo, porque no había tenido jamás el concepto de su misión. Fracasa tornándose rutinario, abandonándose a lo cotidiano, enseñando lo que los programas exigen y nada más, rindiendo rigurosa cuenta de la conducta y disciplina de sus alumnos. Fracasa convirtiéndose en lo que se suele denominar «un maestro correcto». Un mecanismo de relojería, limpio y brillante, pero sometido a la servil condición de toda máquina.

Algún maestro así habremos tenido todos nosotros. Pero ojalá que quienes leen estas líneas hayan encontrado también, alguna vez, un verdadero maestro. Un maestro que sentía su misión; que la vivía. Un maestro como deberían ser todos los maestros en la Argentina.

Lo pasado es pasado. Yo escribo para quienes van a ser educadores. Y la pregunta surge, entonces, imperativa: ¿Por qué fracasa un número tan elevado de maestros? De la respuesta, aquilatada en su justo valor por la nueva generación, puede depender el destino de las infancias futuras, que es como decir el destino del ser humano en cuanto sociedad y en cuanto tendencia al progreso.

¿Puede contestarse la pregunta? ¿Es que acaso tiene respuesta?

Yo poseo mi respuesta, relativa y acaso errada. Que juzgue quien me lee. Yo encuentro que el fracaso de tantos maestros argentinos obedece a la carencia de una verdadera cultura que no se apoye en el mero acopio de elementos intelectuales, sino que afiance sus raíces en el recto conocimiento de la esencia humana, de aquellos valores del espíritu que nos elevan por sobre lo animal. El vocablo «cultura» ha sufrido como tantos otros, un largo malentendido. Culto era quien había cumplido una carrera, el que había leído mucho; culto era el hombre que sabía idiomas y citaba a Tácito; culto era el profesor que desarrollaba el programa con abundante bibliografía auxiliar. Ser culto era –y es, para muchos- llevar en suma un prolijo archivo y recordar muchos nombres...

Pero la cultura es eso y mucho más. El hombre –tendencias filosóficas actuales, novísimas, lo afirman a través del genio de Martín Heidegger- no es solamente un intelecto. El hombre es inteligencia, pero también sentimiento, y anhelo metafísico, y sentido religioso. El hombre es un compuesto; de la armonía de sus posibilidades surge la perfección. Por eso, ser culto significa atender al mismo tiempo a todos los valores y no meramente a los intelectuales. Ser culto es saber el sánscrito, si se quiere, pero también maravillarse ante un crepúsculo; ser culto es llenar fichas acerca de una disciplina que se cultiva con preferencia, pero también emocionarse con una música o un cuadro, o descubrir el íntimo secreto de un verso o de un niño. Y aún no he logrado precisar qué debe entenderse por cultura; los ejemplos resultan inútiles. Quizá se comprendiera mejor mi pensamiento decantado en este concepto de la cultura: la actitud integralmente humana, sin mutilaciones, que resulta de un largo estudio y de una amplia visión de la realidad.

Así tiene que ser el maestro.

Y ahora, esta pregunta dirigida a la conciencia moral de los que se hallan comprendidos en ella: ¿Bastaron cuatro años de Escuela Normal para hacer del maestro un hombre culto?

No; ello es evidente. Esos cuatro años han servido para integrar parte de lo que yo denominé más arriba «largo estudio»; han servido para enfrentar la inteligencia con los grandes problemas que la humanidad se ha planteado y ha buscado solucionar con su esfuerzo: el problema histórico, el científico, el literario, el pedagógico. Nada más, a pesar de la buena voluntad que hayan podido demostrar profesores y alumnos; a pesar del doble esfuerzo en procura de un debido nivel cultural.

La Escuela Normal no basta para hacer al maestro. Y quien, luego de plegar con gesto orgulloso su diploma, se disponga a cumplir su tarea sin otro esfuerzo, ése es desde ya un maestro condenado al fracaso. Parecerá cruel y acaso falso; pero un hondo buceo en la conciencia de cada uno probará que es harto cierto. La Escuela Normal da elementos, variados y generosos, crea la noción del deber, de la misión; descubre los horizontes. Pero con los horizontes hay que hacer algo más que mirarlos desde lejos: hay que caminar hacia ellos y conquistarlos.

El maestro debe llegar a la cultura mediante un largo estudio. Estudio de lo exterior, y estudio de sí mismo. Aristóteles y Sócrates: he ahí las dos actitudes. Uno, la visión de la realidad a través de sus múltiples ángulos; el otro, la visión de la realidad a través del cultivo de la propia personalidad. Y, esto hay que creerlo, ambas cosas no se logran por separado. Nadie se conoce a sí mismo sin haber bebido la ciencia ajena en inacabables horas de lecturas y de estudio; y nadie conoce el alma de los semejantes sin asistir primero al deslumbramiento de descubrirse a sí mismo. La cultura resulta así una actitud que nace imperceptiblemente; nadie puede despertarse mañana y decir: «Sé muchas cosas y nada más». La mejor prueba de cultura suele darla aquél que habla muy poco de sí mismo; porque la cultura no es una cosa, sino que es una visión; se es culto cuando el mundo se nos ofrece con la máxima amplitud; cuando los problemas menudos dejan de tener consistencia; cuando se descubre que lo cotidiano es lo falso, y que sólo lo más puro, lo más bello, lo más bueno, reside la esencia que el hombre busca. Cuando se comprende lo que verdaderamente quiere decir Dios.

Al salir de la Escuela Normal, puede afirmarse que el estudio recién comienza. Queda lo más difícil, porque entonces se está solo, librado a la propia conducta. En el debilitamiento de los resortes morales, en el olvido de lo que de sagrado tiene es ser maestro, hay que buscar la razón de tantos fracasos. Pero en la voluntad que no reconoce términos, que no sabe de plazos fijos para el estudio, está la razón de muchos triunfos. En la Argentina ha habido y hay maestros: debería preguntárseles a ellos si les bastaron los cuatro años oficiales para adquirir la cultura que poseen. «El genio –dijo Buffon- es una larga paciencia». Nosotros no requerimos maestros geniales; sería absurdo. Pero todo saber supone una larga paciencia.

Alguien afirmó, sencillamente, que nada se conquista sin sacrificio. Y una misión como la del educador exige el mayor sacrificio que puede hacerse por ella. De lo contrario, se permanece en el nivel del «maestro correcto». Aquéllos que hayan estudiado el magisterio y se hayan recibido sin meditar a ciencia cierta qué pretendían o qué esperaban más allá del puesto y la retribución monetaria, ésos son ya fracasados y nada podrá salvarlos sino un gran arrepentimiento . Pero yo he escrito estas líneas para los que han descubierto su tarea y su deber. Para los que abandonan la Escuela Normal con la determinación de cumplir su misión. A ellos he querido mostrarles todo lo que les espera, y se me ocurre que tanto sacrificio ha de alegrarnos. Porque en el fondo de todo verdadero maestro existe un santo, y los santos son aquellos hombres que van dejando todo lo perecedero a lo largo del camino, y mantienen la mirada fija en un horizonte que conquistar con el trabajo, con el sacrificio o con la muerte.
Julio Cortázar [1]

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Cortázar en Chivilcoy
Julio Cortázar, un maestro que hacía pensar y razonar
Recuerdan otra faceta del escritor del libro "Rayuela"

BUENOS AIRES (EFE).- El legado de Julio Cortázar no se limita a la literatura, antiguos alumnos del genial escritor argentino, como Adelina Dematti, recordaron ayer, en el centenario de su nacimiento, las lecciones del maestro de su escuela, la cara menos conocida del autor de “Rayuela”.

Un día de 1944, Cortázar tomó el tren para dejar Chivilcoy, la localidad bonaerense donde había ejercido como maestro durante cinco años, dejando atrás a decenas de alumnos que no podían imaginar que llegaría a la cumbre de la literatura en castellano.

Ayer, en el centenario de don Julio, un grupo de aquellos alumnos de la Escuela Normal Mixta "Domingo Faustino Sarmiento", volvieron a la Plaza de España de Chivilcoy para recordar a su maestro de historia, mientras en el resto del país, con Buenos Aires a la cabeza, se realizan homenajes en su memoria.

Adelina Dematti, una de sus alumnas y hoy miembro de Madres de Plaza de Mayo, recuerda que recibieron con tristeza la noticia de la despedida de su profesor, que vivió en Chivilcoy entre 1939 y 1944, antes de marcharse a Mendoza (oeste), también para dar clase. [2]

“Los más arriesgados, porque teníamos una directora que era una bruja, pedimos que nos dejaran ir a despedirlo a la estación. El único medio que se usaba entonces era el tren que iba desde Chivilcoy a Buenos Aires. No nos dio permiso. Teníamos nada más que cruzar la Plaza España en diagonal y aún me molesta”, explica.

“Llorábamos todas las chicas, era un velatorio en el patio de la escuela”, agrega Dematti, que recuerda a Cortázar como un hombre “particular” hasta en su aspecto físico, “tan alto, con cabeza chiquita” y con la barba tan perfectamente afeitada que corría el rumor de que era lampiño. “Creo que cada uno de nosotros, que lo habíamos visto en esa época y empezamos a verlo con barba en las fotos de Francia, no lo podíamos creer… Hasta se comentó que se hizo tratamientos”, bromea.

Cortázar, que enseñó historia, geografía e instrucción cívica en la escuela de Chivilcoy, “tenía una característica que nos tenía apasionados (…), nos fastidiaba cuando escuchábamos el timbre porque dejábamos de escucharlo. Y él no era nadie, era Julio Florencio Cortázar, profesor de historia, punto”, relata. [3]

Dematti le recuerda entrando en clase y acomodándose con los codos en el ventanal, con la libreta en la mano para pedir la lección a alguno de los 40 alumnos de la clase.

Era un profesor “muy exigente” pero también el único que realmente “hacía pensar” a los alumnos, según relata Dematti, que volvió a ver a Cortázar muchos años después, en París, cuando ya integraba las Madres de Plaza de Mayo y buscaba a su hijo desaparecido por fuerzas de la dictadura militar argentina (1976-1983).

“Voy a París en 1979 y le contacté por teléfono. Yo me presenté diciendo ‘me llamo Adelina Dematti, fui alumna tuya en la Escuela Normal de Chivilcoy, pero no es de eso que te quiero hablar. Soy una Madre de Plaza de Mayo’. Él hizo como un grito y dijo ‘ay, te quiero ver’”, recuerda en su conversación.

“Mi gran dolor que él no pudiera cumplir lo que se había propuesto, que era morir en su tierra…”, lamenta. [4]
[...]

NOTAS:

[1] Publicado originalmente en Revista Argentina, publicación mensual de los alumnos de la Escuela Normal de Chivilcoy, Chivilcoy, Nº 31, 20 de diciembre de 1939. Reimpreso en CORTAZAR, Julio: Papeles Inesperados, Edición Póstuma, 2009, Alfaguara.

[2] En 1932, después de intentar viajar sin éxito a Francia camuflado en los trastos de un buque de carga, junto a algunos amigos, Julio Cortázar se recibe como Maestro Normal de la Escuela "Mariano Acosta". En 1935, se recibe como Maestro Normal en Letras. Enseñó en la escuela San Carlos de la ciudad de Bolívar desde el 31 de mayo de 1937 al 31 de julio de 1939. Luego en la Escuela Normal de Chivilcoy como titular de Historia, Geografía e Instrucción Cívica, del 22 de agosto de 1939 hasta julio de 1944.

[3] En ‘Julio Cortázar, la biografía’ del escritor argentino Mario Goloboff, existe alguna anécdota bellísima sobre su tiempo como profesor:
"Un día, mientras los alumnos de la escuelita en Chivilcoy se formaban en el patio, alguien le arrojó algo al director del colegio mientras pronunciaba su discurso. Éste bajó y se dirigió hacia el grupo de niños del que había salido el proyectil, les gritó y les exigió señalaran o dijeran el nombre de quien había tirado aquella cosa. Pero ninguno de los niños dijo nada. No se movieron. Uno a uno, los profesores de la escuelita interrogaron a los alumnos, pero nadie dijo una sola palabra. Decidieron entonces castigarlos a todos, llevándolos a un salón. En ese momento, llegó el profesor Cortázar, y les dio a los chicos una lección sobre lo que era respeto y lo que era complicidad. Minutos más tarde, un niño se separó de la fila, se acercó a su profesor y asumió la responsabilidad del incidente."

[4] Mendoza, 29 de julio de 1944. "Mis últimas semanas en Chivilcoy fueron harto penosas. Los grupos nacionalistas locales me lanzaron una bruloteada salvaje, y cierta vez que volvía yo inocentemente como de costumbre a hacerme cargo de mis cursos, amigos fieles me avisaron que me acusaban (“vox populi”) de los siguientes graves delitos: a) escaso fervor gubernista; b) comunismo; c) ateísmo. ¿Fundamentos? De a): que mis clases alusivas a la revolución (tuve que dictar tres) habían sido altamente frías, llenas de reticencias y de reservas; de b): quien incurre en a) entonces es b); de c): en ocasión de la visita del obispo de Mercedes a la Escuela Normal, yo había sido el único profesor -sobre 25 más o menos- que no besé el anillo de Monseñor (¡prueba irrefutable!)." Fragmento de Carta a Mercedes Arias, amiga de Bolívar (Pcia. de Buenos Aires) durante su estadía en Mendoza como profesor de la Universidad Nacional de Cuyo


Fuentes: Miércoles, 27 de agosto de 2014 - Edición impresa 
http://yucatan.com.mx/imagen/arte-y-cultura/julio-cortazar-un-maestro-que-hacia-pensar-y-razonar 
http://blogs.elespectador.com/papeles-desordenados/2013/02/12/julio-cortazar-profesor/
http://www.destiempos.com/2006/03/juilo-cortzar.html
http://www.ecbloguer.com/prensaescuela/

26/8/14

Conservación Preventiva 
del Patrimonio Educativo
Curso


El Programa «Huellas de la Escuela. Legado de la historia educativa de la Ciudad de Buenos Aires» acompaña a las escuelas a poner en valor los recursos didácticos y objetos utilizados en los diferentes modos de enseñar y aprender. 

El trabajo colaborativo con diferentes instituciones permite enriquecer las lecturas e interpretaciones del patrimonio histórico educativo.

Es por ello que en esta oportunidad la Asociación Argentina de Restauradores y Conservadores junto al programa Huellas de la Escuela organizan el curso taller: “Conservación Preventiva del Patrimonio Educativo.”

El propósito de este curso-taller es brindar herramientas básicas para la conservación y manipulación de los objetos y la información, que constituyen y/o han constituido el material didáctico de las escuelas. Se espera que los participantes:

  • Conozcan el marco conceptual de la conservación preventiva.
  • Incorporen en sus saberes herramientas básicas para la conservación y manipulación de los objetos.
  • Aumenten su práctica en la elaboración de inventarios y catálogos.
  • Intercambien experiencias que contribuyan a un mejor desempeño en las tareas de guarda del patrimonio educativo.
  • Apliquen los conocimientos construidos durante este curso en sus espacios de trabajo.
  • Piensen nuevas maneras de divulgación e integración con la comunidad educativa para el cuidado del patrimonio.
Durante el desarrollo de la actividad se contemplarán las instancias principales e iniciales en la preservación de bienes culturales: la documentación y el registro visual, el acondicionamiento y la guarda en espacios aptos para su conservación.

La metodología de trabajo será teórico-práctica.

El curso tiene como destinatarios principalmente a gestores del patrimonio educativo y/o que estén en contacto con materiales didácticos, directivos, docentes, ayudantes, bibliotecarios y alumnos de carreras de profesorados.

Se realizará en dos encuentros: el Lunes 15 de Septiembre de 14 a 17 hs. y el Viernes 19 de Septiembre de 15 a 17 hs.

La misma estará a cargo de la Lic. María Gabriela Mayoni y la Asociación Argentina de Conservadores y Restauradores.

Se entregarán constancias de asistencia en cada uno de los encuentros. La actividad es gratuita y requiere de inscripción previa.

Centro de Investigaciones de Huellas de la Escuela
Av. Córdoba 1951 1er piso, CABA.
Tel: 4815-4890
Mail: huellasdelasciencias2014@gmail.com


Biblioteca Nacional de Maestros
Allí estuvimos


Dra. Adriana Puiggrós, Lic. Gabriel Brener, Lic. Graciela Perrone en sala de videoconferencia OSDE


La Biblioteca Nacional de Maestros, en el marco de las acciones de preservación y difusión de los fondos históricos que posee y el Programa Memoria de la Educación Argentina (MEDAR) junto al Programa Nacional de Archivos Escolares y Museos Históricos de Educación, organizó la VII Jornada de Recuperación del Patrimonio Histórico Educativo: biografías escolares, que se llevó a cabo el 20 de agosto en el horario de 9:00 a 13:00 horas en la sede de la Fundación O.S.D.E. y fue retransmitida por videoconferencia a las filiales habilitadas en distintas localidades del país. La propuesta estuvo dirigida a todos aquellos actores educativos involucrados con las políticas y acciones de preservación y recuperación del patrimonio histórico educativo en los ámbitos de las bibliotecas, archivos y museos de las instituciones escolares.

Prof. Mariana Alcobre junto a directora BNM Lic. Graciela Perrone moderando la videoconferencia
En esta oportunidad, se abordó la construcción de las biografías escolares, como una vía de análisis para recuperar las “microsociedades” educativas de nuestro país. 

PROGRAMA
9:00 a 9:10 hs. Inscripciones

9:10 a 9:45 hs. Apertura de las jornadas a cargo de las autoridades del Ministerio de Educación, y Graciela Perrone, Directora de la Biblioteca Nacional de Maestros. Las palabras de bienvenida fueron brindadas por la Directora de la BNM Lic. Graciela Perrone, quien en esta oportunidad destacó la promulgación de la Ley del Sistema Nacional de Bibliotecas Escolares y Unidades de Información e informó sobre el proceso de su reglamentación. Así mismo destacó la larga trayectoria del Programa MEDAR en pos de la recuperación de la memoria de la educación argentina como política de estado. 

9:45 a 10:15 hs. Presentación del espacio "Educadores argentinos" y del Archivo Pedro Scalabrini, del espacio MEDAR. La coordinadora del Programa Memoria de la Educación Argentina, Prof. Mariana Alcobre, disertó sobre el nuevo espacio virtual del espacio MEDAR: "Educadores Argentinos". Un espacio virtual que contiene las biografías de reconocidos maestros y maestras de escuela de nuestro país, que ejercieron la docencia en diferentes épocas de la historia argentina. Además, se anunció la próxima incorporación de documentación digitalizada perteneciente al Archivo personal Pedro Scalabrini.

10:15 a 11:00 hs. Presentación "El Inspector Rattier y los maestros de tierra adentro" a cargo de la Dra. Adriana Puiggrós. El Subsecretario de Equidad y Calidad, Lic. Gabriel Brener, se refirió a la necesidad que existe en los docentes de realizar un ejercicio pedagógico con relación a la recuperación de sus propias biografí­as. Inmediatamente brindó unas palabras introductorias a la presentación del trabajo de la Dra. Adriana Puiggrós, cuya exposición se centró en su trabajo de la figura del Inspector Rattier, recreando la educación en las décadas del `30 y 40 del siglo pasado, por medio de la reconstrucción de la biografía de un actor del sistema educativo argentino. Por otra parte, destacó también la importancia de las publicaciones periódicas de educación como fuente de estudio y se refirió especialmente a la publicación El Monitor de la Educación Común,colección que consultó en la BNM para realizar sus trabajos de investigación sobre la obra mencionada. la Lic. Perrone agradeció la gestión y apoyo para la sanción de la ley mencionada anteriormente, cuando Adriana era Presidenta de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados del Congreso de la Nación.

11:00 a 11:15 hs. Pausa

11:15 a 12:00 hs. Presentación "La construcción de biografías educativas" a cargo del Dr. José Zanca. Un recorrido historiográfico sobre el género biográfico y el desafí­o actual ante el abordaje de la construcción de biografías educativas.

12:00 a 12:55 hs. Se presentaron las experiencias de construcción de las biografías escolares en relación a la escritura de las historias institucionales, la E.E.P. Nº 30 "San Martí­n", de Barranqueras, Chaco, el Colegio Provincial Nº 1 "Joaquín V. Gonzalez" de La Rioja, la Escuela Nº 62 "Tte. Cnel. Luis Piedrabuena", de Leandro N. Alem, Misiones, la Escuela Normal de Salta y la Escuela Normal "Olegario Andrade" de Gualeguaychú, Entre Ríos.

Auditorio OSDE de Ciudad en Buenos Aires
12:55 hs. Clausura de la Jornada

Fuente: http://www.bnm.me.gov.ar/novedades/?p=11372

25/8/14

"LAS ESCUELAS NORMALES" 
UNA NOTA DE 
MARTIN IBARRA FIGUEREDO
por Chalo Agnelli


El periódico socialista quilmeño “El Ariete” [1] del 1º de mayo de 1938, publicó una nota del profesor y periodista Martín Ibarra Figueredo a los 27 años de la creación de la Escuela Normal de Quilmes.

"El Ariete" llegó a los lectores quilmeños el 5 de julio de 1909, contemporáneo de "El Platense" o ''La Comuna", fue fundado a instancias de Francisco Cúneo, [2] vecino de Bernal, primer obrero que llegó a diputado nacional entre 1914 a 1917, trabajador de la Papelera Celulosa Argentina. "El Ariete" era el órgano del partido socialista. Publicaba diversas ediciones extraordinarias los días 1º de Mayo. En esta hoja, que es la segunda por su antigüedad en el orden actual del periodismo quilmeño colaboraban Humberto Barraza, el profesor Luis Ricagno, Anto­nio Zamora, José M. Lemos, Luchelli, Gallo y muchos otros. Era un periódico de combate, pero abierto a todas las ideas o figuras relevantes con conciencia social y comunitaria. Actuó en su redacción largos años el periodista Raimundo Cavagnolo.

Conocer de nuestros maestros fundadores es una vocación consecuente en quienes fuimos ex alumnos de esa Institución quilmeña Centenaria, como lo hacemos a través de la página del Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes (http://archivo104.blogspot.com.ar/

Martín Ibarra Figueredo era maestro normal egresado de la Escuela Regional de Corrientes. Ingresó en la Escuela Normal de Quilmes el 14 de junio de 1921, a cargo de Ciencias y Letras. Fue periodista, colaborador de la revista “La Urraca” y “Quilmes presente” (1943) y uno de los fundadores de la agrupación,”Gente de Prensa”. También fue cofundador de la Escuela para adultas mujeres Nº 35 en el paraje Los Hornos (Bernal Oeste), el 30 de abril de 1921, que cerró en 1927 y luego se abrió como escuela rural en El Pato; es la actual Escuela Primaria Nº 12 de Berazategui. Presidió la Cooperadora del Colegio Nacional donde también ejerció. Su hija Irma Ibarra, egresada de la Escuela Normal en 1946, también fue docente en el establecimiento.

Este escrito de Ibarra Figueredo sobre la Escuela Normal, bastante retórico, altisonante, laudatorio y cargado de referencias según uso de las letras escolarizadas de la época, pero bien intencionado - y un tanto jacobino - se leyó en el acto del 24 de octubre de ese año, en el acto aniversario de la Institución. Es un notable documento de las letras escolares de una época, que permite vislumbrar el discernimiento intelectual e ideológico de una generación saturada por el discurso oficial. (Chalo Agnelli)


LAS ESCUELAS NORMALES 

EL ARIETE que, tan gentilmen­te me viene cediendo sus columnas, desde hace tiempo, para modestas elucubraciones de “cuartillero”, sin fijarse en mi ideología radical, me otorga otro honor inmerecido que agradezco, por lo espontáneo al pe­dirme una colaboración para el número extraordinario del 1º de Ma­yo, recordando la fecha de Chica­go, en que el gobierno burgués y el capitalismo rapaz, quisieron aho­gar en sangre la bendita rebelión de la clase proletaria, acto que se­ñala en la historia universal el des­pertar de la conciencia de la masa oprimida. Hecho que todo espíritu liberal y justiciero respeta y alienta con su concurso fraternal, por­que la clase proletaria es herma­na, es carne de la misma humani­dad. 


Hablar sobre las escuelas norma­les, es tarea superior a mis fuerzas. Y más difícil me resulta to­mando como punto de partida a la de Quilmes, porque en la época de su fundación, ocupaba un asiento en la de Corrientes. Conozco, pues, al­go por referencias y por lo dicho en los festejos del año pasado en ocasión de las bodas de plata. Ten­go fatalmente que incurrir en omi­siones involuntarias, pero sean ellas tomadas como lógica consecuencia de la circunstancia apuntada, no era vecino de esta ciudad. 

Mi noble amigo Atanasio A. Lanz, maestro de alma y sesudo autodi­dacta, me hablaba de las fases de las gestiones realizadas. Recordaba como eficaces colaboradores, entre otros, al coronel Villarruel y a don Feliciano Drake Durañona.


ATANASIO LANZ

Lanz traía en su sangre la voca­ción del maestro; era hijo de un educacionista de verdad. Por eso vivió la existencia del estudioso y, en la obtención de la escuela nor­mal, fue tesonero: sabía el valor de la enseñanza secundaria para for­mar maestros capaces. El gobierno fue injusto con él; debió haberle confiado cátedras que hubiera hon­rado, porque su ambición de apren­der, de superarse, parecía que obe­deciera un mandato de Sócrates quien, ante la ponderación de su saber, repuso: “lo que yo sé, es que no sé nada”.

Iniciadas las gestiones con todo entusiasmo, éste decayó en muchos de los miembros de la comisión constituida al chocar con los pri­meros inconvenientes. Pero los ya nombrados y alguien más, en la ad­versidad hallaban nuevas energías para proseguir la lucha, porque vencer era el anhelo.

Clase de magisterio en el parque del antiguo edificio, hoy sepultado por toneladas de ladrillos y cemento y sin terminar después de 35 años de iniciado. Archivo Historico Normal Quilmes 
NOTA: Esta foto fue tomada por don Santiago de La Fuente uno de los fotógrafos quilmeños de sociales, de origen español, de mayor trayectoria en las primeras décadas del pasado siglo XX. (Chalo Agnelli)

AGUSTÍN R. CAFFARENA 

Otro amigo desaparecido, el es­cribano Agustín R. Caffarena, [3] miembro varias veces del consejo cuarto de la parroquia San Juan Evangelista, o sea la Boca, al en­terarse del deseo de Quilmes, se 

A. Lanz y sus alumnos de la escuela Nº 4 de Berazategui

puso en campaña. Me refería Caffarena que, aprovechando un almuerzo íntimo con los doctores Joaquín V. González, Marco Avellaneda y otros caballeros que ocupaban destacadas posiciones en el escenario político, se conversó de la creación de la escuela normal en Quilmes y algunos legisla­dores pusieron ciertos reparos de carácter financiero. Entonces Caffarena, dirigiéndose a González y Avellaneda les dijo: "Tomaré co­mo una ofensa de ustedes, mis ami­gos, cualquier oposición al deseo del vecindario de Quilmes, entre el cual me cuento porque allá tengo un rancho, y exijo, por la amistad que nos vincula desde haca años, la am­plia cooperación de ustedes dos, es­pecialmente”. Al momento respon­dieron todos que, la solicitud al con­greso sería apoyada. 

JOSÉ DOMINGO SOSA DEL VALLE


Larga y costosa lucha exigió es­ta obra de cultura que perseguían el maestro Lanz y sus colabora­dores. Supieron luchar, y luchar es vencer. No hay alumbramiento sin dolor, dijo Mermiex. Sancionada la ley y promulgada, quedaba en manos del Consejo Na­cional de Educación concretarla, pues entonces las escuelas normales dependían de él. Fue designa­do director el regente de la Escue­la Norman de Santa Rosa de Toay, [4] profesorJosé Domingo Sosa del Valle. La obra fecunda, la armonía en­tre la dirección y el cuerpo de profesores, la respetuosa y franca amis­tad entre el alumnado y el cuerpo directivo y docente, fue proverbial. No necesita ese pasado mi modes­ta alabanza; el recuerdo cariñoso de los egresados vale mil veces más que toda ponderación, aunque gastando las mejores frases. Es que hubo espíritu cómo la del maestro Govindra, mencionado por Tagore en el libro "La cosecha de la fruta”; es que era escuela de cordia­lidad como la de Yasnaia Poliana de Tolstoy y pura como la Escuela de Ideas del filósofo bengalí [5] ya citado. Pero no avancemos.

Llega Sosa del Valle aquí… no hay local disponible. La misma di­rección general de escuelas de la Provincia, parecía querer ahogar al ser robusto que había nacido del seno amantísimo que lo concibió. Los días pasaban y debía iniciarse la inscripción. Ella se efectúa en la Capital Federal y era esto un mal augurio. La comisión redobla la acción que demandaba esta circunstancia y, al fin, el éxito corona tantas horas de batalla1. La co­misión como la trompeta de Jericó derrumbaba las murallas de la in­diferencia y oposición y la escue­la, casi al final del curso, comen­zaba a dictar sus primeras clases.

Así comenzó su acción cultural la escuela que el año pasado fes­tejaba sus bodas de plata, forman­do al frente aquellos que le dieron vida y la encaminaron por la senda proficua, para que diera óptimos frutos. Ya peinan canas, pero si­guen erguidos dentro o fuera de la escuela. Es que "viejos son los que vieja tienen el alma”, y estos maes­tros tienen la marcialidad del veterano y es aurora su corazón fren­te al alumnado, porque supieron llenar su cometido. Por eso los que siguen en la bre­cha, son como el viejo guardafaro del canto, las borrascas no los ami­lanan. Siguen en sus puestos vigi­lando la luz, cuidando sea esplen­dente, para que los viajeros lleguen a buen puerto, armados de aptitu­des y de coraje, para imponer la indómita fuerza del libro y el amor con que se hará la base granítica de la riqueza moral de la patria! Otros han caído en el camino, pero viven en el recuerdo de sus ex alumnos. Es el mejor homenaje para el maestro. Conocí a uno, el doctor Toran­zo Calderón, [6] ejemplo de puntualidad, asistencia y contracción. Lle­gó a su cátedra hasta con un pie en la tumba. Siempre cariñoso con el alumnado, siempre amplio en explicaciones y sanos consejos. Debería ser modelo para profesores que por fútiles motivos no concurren. En el caso de este noble profesor, desaparecido cuando todavía mucho podía hacer en favor de los alumnos, puede repetirse la conocida frase: ¡O vita misera longa, felici brevis!


De esta escuela normal, instalada después de innumerables tropiezos que parecieron iban a anularla, sale el primer grupo de egresados que era toda una afirmación de la capacidad del cuerpo directivo y docente. Parodiando a Eudes de Chateauroux, [7] que en frases campestres ponderaba la universidad de París y a los hombres ilustres de la baja Edad Media, exclamó: “La capital de la Galia es el horno don­de se cuece el pan intelectual del mundo”; podríamos decir: “la Es­cuela Normal de Quilmes había co­menzado a dar la primer hornada intelectual que honraba al partido de Quilmes y a no pocos de los li­mítrofes”. 

UNA DIGRESIÓN 

A ese primer grupo de egresados, pertenece la señorita Julia Delia (sic) Cendoya, [8] radicada en Quilmes, con capacidades no comunes. Talentosa y contraída, fue una de mis mejores colaboradoras en la Escuela 8 del Consejo 4º, mientras desempeñé la vicedirección, donde constaté que la escuela primaria era un estrecho campo para sus aptitudes. Repito conceptos emitidos en docu­mentos oficiales de entonces. Justicia al mérito. No siempre se cumple lo que dijo Tayllerand: “La palabra le ha sido dada al hom­bre para disfrazar su pensamiento.” Sé que hiero su modestia, pero in­gratitud sería callar. Modestia que es virtud donde hay justicia, no donde surgen los cere­bros-corchos.

De estas aulas salieron muchos jóvenes capacitados. No pocos obtuvieron títulos universitarios. La mayoría se entregaron a la do­cencia elemental, con múltiples éxi­tos, porque desgraciadamente sigue siendo una verdad el dicho de Sar­miento: “el maestro es el último mono del presupuesto”, y en la provin­cia de Buenos Aires, los que indirectamente contribuyen al sostén del desgobierno, del fraude, de la violencia y del peculado. Todo “voluntariamente” con la espada de Damocles de la exoneración si se oponen.


Estos desgobiernos terminan por anular la vocación del maestro y por ello practica la docencia pri­maria la escuela fisiócrata, [9] adiaforia [10] que anula las mejores aptitu­des.

El maestro es un pobre diablo en la administración argentina. For­ma la conciencia del ciudadano y el caudillaje quiere sombra y no luz.

Las escuelas normales argentinas tienen dos enemigos muy dañinos: el enciclopedismo de sus programas y el excesivo profesorado sin voca­ción, ese que se concreta en exigir del alumno el recitado de memoria de lecciones explicadas por ociosi­dad, por inhabilidad, o porque vi­ve obsesionado por la liquidación puntual de la paga y de no per­der el primer tren, para regresar a su domicilio tan tranquilo como si hubiera hecho algo plausible du­rante su ausencia de casa.

Este profesorado está, constituido por médicos sin enfermos, abogados sin pleitos, seres fracasados en sus ambiciones morbosas de ostentación y lujo y no pocos porque el azar fue esquivo en el verde tapete o en los hipódromos. Justo es reco­nocer que hay universitarios que honran al profesorado. Pero son los menos. Sin figuras oblicuas: monda y lirondamente. El noventa por ciento son buscadores de mendrugos.


Allí donde la cátedra es tribuna de enseñanza metódica, clara, pe­dagógica, el alumnado siempre asi­mila conocimientos y, al finalizar el curso no ofrece el desconsolador espectáculo de esas caravanas de aplazados por culpa, en un alto porcentaje del mal profesorado que además tiene en su seno seres in­feriores que al iniciarse el nuevo año dicen a los alumnos que “ha tenido la satisfacción de aplazar a varios para que repitan el cuarto año.”

La escuela que ofrece este cua­dro es aquella, pues, donde no hay forjadores de cerebros, modeladores de la psiquis juvenil. Que tiene pé­simos instructores para los que de­ben salir gladiadores para la santa cruzada de la redención nacional. El honor de una nación, depen­de mucho más de corregir sus vi­cios que de ponderar sus virtudes, dijo el gran José Mazzini. [11]

CRÍTICA IDEO-PEDAGÓGICA 

El honor de la escuela normal de­pende más de corregir las fallas del profesorado que todos conocen desde afuera, y que no puede igno­rarlas la dirección, que de caca­rear correcciones, ponderar cartas complacientes, si no interesadas, es­cribir exabruptos, ver incitaciones al crimen en quien señala deficiencias graves de otros establecimientos nor­males, pero rinde cumplido homena­je al saber, a la rectitud, a la justicia, a la libertad, al mérito de los ciudadanos sin preguntarles ni in­teresarle quiénes son; detesta por ello la petulancia, los plumajes del pavo real; quiere el eclipse de la mediocracia y el resurgir de educa­cionistas como Victoria, los Carbó, los Herrera, Van Gelsdvestein y tan­tos otros para que sean arrojados de las aulas los universitarios fracasados, lechuguinos de la docen­cia, ganapanes de las escuelas nor­males y colegios nacionales.


 El porvenir de la patria deman­da, con imperio, que las escuelas sean como la Normal de Paraná, de los días de los Herrera, los Car­bó, Torre, Bavio y otros; esos que encendieron la luz potente en la noche del cacicazgo brutal, de la gauchocracia, cleptocracia y clerica­lismo que, nuevamente amenazan a la República Argentina. Esta escuela de Paraná, constitu­ye por sí sola, el honroso pasado de la educación argentina. Aquellos males vigorizados con el ministerio de la presidencia pasada, ofrecen un presente desalentador y, fácil es deducir si la reacción sa­ludable oficial demora, cuál será el porvenir. ¡Es urgente levantar la guilloti­na y decapitar al monstruo! Las escuelas normales deben ser fraguas para templar el carácter del maestro de las generaciones futuras. Sólo así podrán modelar ciudada­nos para la democracia. 


Sin carác­ter formarán parias para feudos. No hay peor esclavitud que la falta de carácter, ha dicho Agustín Álvarez. Y los fracasados universitarios y los ganapanes no forjarán caracte­res ni enriquecerán cerebros. El árbol de fruto amargo, segui­rá dando igual aunque se le riegue con la miel de las alabanzas... 
MARTÍN IBARRA FIGUEREDO 


Investigación y compilación Chalo Agnelli

REFERENCIAS

[1] http://elquilmero.blogspot.com.ar/2011/07/historia-de-la-prensa-quilmena-nota-de_19.html 
[2] http://elquilmero.blogspot.com.ar/2014/05/francisco-cuneo-el-primer-diputado.html 
[3] Fundador de una familia que dio notables figuras en la vida social, política, educativa y cultural de Quilmes y Bernal. 
[4] Toay es la ciudad cabecera del departamento Toay de la provincia de La Pampa. Se encuentra a 10 Km. de la ciudad de Santa Rosa, capital provincial, junto con la cual hoy forma el Gran Santa Rosa. El topónimo es de etimología indígena, significa "claro en el monte". 
[5] Rabindranath Tagore, en bengalí nacido en Calcuta (7/5/1861 – 7/8/1941) poeta, filósofo del movimiento Brahmo Samai, posteriormente convertido al hinduismo. Artista, dramaturgo, músico, novelista y autor de cancines, Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1913, convirtiéndose así en el primer laureado no europeo en obtener este reconocimiento. 
[6] Casimiro Toranzo Calderón. Abogado e Inspector Administrativo y Técnico de las Escuelas para Niños Débiles de la Capital Federal. Ingresó a la Escuela Normal de Quilmes en mayo de 1916. Fue secretario del Consejo Escolar XX de la Capital Federal en 1897 (http://repositorio.educacion.gov.ar) y director de la Escuela Industrial de la Nación “Otto Krause”.
[7] Eudes de Châteauroux, también Ottone de Castro Rodolfi da Châteroux, cardenal francés del siglo XIII.
[8] Es Julia Dominga, no Delia. Egresó con la primera promoción en 1916. 
[9] El origen del término fisiocracia proviene del griego y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas, la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas calificaron de estériles las actividades como la manufactura o el comercio donde la incautación sería suficiente para reponer los insumos utilizados. 
[10] Estado espiritual en que no se establecen diferencias entre el valor de las cosas, y no existe, por tanto, emoción alguna. 
[11] Giuseppe Mazzini (Génova, 22 de junio de 1805 – Pisa, 10 de marzo de 1872), apodado "el alma de Italia", fue un político, periodista y activista italiano que bregó por la unificación de Italia. Escritor de los textos: "Italia republicana y unitaria" (1831) y "Una nación libre" (1851).