1/5/13

Restaurando en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca


El Patrimonio Cultural se define como el conjunto de bienes que una persona, estado o institución recibe de sus antepasados. Aunque este concepto fue incorporado en el siglo XIX, el uso generalizado del término es de aceptación relativamente reciente. Difundido y apoyado por la UNESCO el concepto está ligado a la preocupación mundial por los problemas que plantea la conservación de los bienes culturales. La Restauración participa también de la responsabilidad de conservar la herencia cultural recibida por las generaciones pasadas.

La Conservación y la Restauración pueden considerarse jóvenes disciplinas, en constante desarrollo y que persiguen un fin en principio utópico: la perdurabilidad e inalterabilidad en el tiempo de los llamados Bienes Culturales y, en el caso que nos ocupa, de los soportes documentales.

La disciplina de la Restauración comprende técnicas y conocimientos que pretenden consolidar el valor de un objeto que ha resultado dañado por el paso del tiempo o la manipulación indebida. Si bien, la actuación restauradora es la última fase en la intervención del objeto.

Antes de enfrentarse a la restauración, se debe crear un medio ambiente adecuado para las exigencias de permanencia y durabilidad que cada objeto necesita. De tal forma se pueden definir criterios de preservación, donde se identifica la naturaleza del objeto, conocimiento químico y físico de su estructura y determinación de las causas potenciales de deterioro.

Posteriormente se deberán establecer los criterios de conservación, en donde se procura un medio ambiente adecuado para estabilizar el objeto y darle las exigencias de durabilidad. Dichos criterios tienen el fin de salvaguardar el objeto con medidas de conservación que no impliquen la intervención directa del objeto.

Finalmente se precisan los criterios de restauración, que son métodos curativos para recuperar la integridad del objeto, en donde el profesional debe renunciar a todo tratamiento que supere las posibilidades técnicas y humanas disponibles -donde no se puede inventar ni experimentar a favor del objeto- y donde debe abstenerse de la manipulación indebida, utilizando materiales e intervenciones reversibles e inocuas para el objeto.

Por otra parte, el principio de la mínima intervención es un concepto largamente utilizado en Restauración, donde se reducen las intervenciones a lo estrictamente necesario. De esta forma se acepta que la reversibilidad total es imposible, que el envejecimiento de los materiales a utilizar podría generar algún tipo de reacción adversa y que no todas las acciones restaurativas son positivas para el objeto.

En todos estos ámbitos cualquier intervención de la obra debe ser cuidadosamente justificada, fotografiada y registrada en un informe técnico, donde se detalle el antes, durante y después de la intervención.

A través de las tres galerías con las que cuenta esta muestra: Alisado y limpieza, Reintegración del soporte y Conservación preventiva, se pretende dar a conocer los trabajos que realiza el Archivo Histórico Provincial de Salamanca en su laboratorio de restauración, desde donde se actúa sobre los diferentes soportes, formatos y agentes causantes de las alteraciones, y siempre en coordinación con el laboratorio fotográfico, encargado de respaldar gráficamente todos los procesos de las intervenciones.

VISITA A LAS GALERÍAS:

















Difundido por Arch. Vilma Castro (Uruguay)

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