9/9/12


RECORDANDO A JUAN MANUEL COTTA (6)
Por Chalo Agnelli

En octubre de 1992, con motivo de celebrar la Escuela Normal 80 años, la señora Blanca Cotta hizo esta evocación, como ex alumna y como hija de Juan Manuel Cotta, uno de sus directivos más preclaros que dio lustre a esa Casa de Estudios, hombre que honró a la docencia con su compromiso profesional y su calidad humana. 

En oportunidad que hicimos la biografía del maestro Cotta para el libro “Maestros y Escuelas de Quilmes”, [1] su nieta Graciela Skilton Cotta aportó, entre otros escritos e informes, este texto que EL QUILMERO reproduce como tributo a los maestros y docentes todos en este mes de homenajes. 

JUAN MANUEL COTTA: MI PADRE... 
Sra. Blanca Cotta 

Me siento ante ustedes una persona realmente privilegiada al poder com­partir una celebración tan importante y tener la oportunidad de rendir un homenaje a la memoria de mi padre. 

Estoy en la escuela nueva que él no llego a conocer... Dicen que "con ma­deros de recuerdos armamos las esperanzas". Me parece verlo en medio del patio grande, la cabellera muy blanca, las cejas pobladas y renegridas, la corbata moñito despeluzada y torcida, el sobretodo gris aclarado por el tiempo... con un brazo sujetando papeles y libros, siempre rodeado de alumnos. La escuela era para él un semillero de esperan­zas. Y sus alumnos, una promesa hecha al futuro... 

Tuve la suerte de tener un "papá Maestro" y “papá Poeta"... 

Un ser especial que nos enseñó desde chicos a valorar aún las cosas pe­queñísimas de nuestro mundo cotidiano, contemplar la naturaleza, amar la lectura, disfrutar de nuestra infancia y también aprender a mirar el cielo y conmovernos ante lo infinito e indescifrable. 

Quizás muchos de ustedes lo habrán tenido como Profesor o conocido como Director de esta Escuela. Entonces sabrán del amor que sentía por sus alumnos, la moral y rectitud que imponía, la fe que depositaba siempre en ellos y el orgullo que sentía cuando los veía progresar. Lejos del reproche, él siempre estaba dispuesto a estimular a todos, aún al más rezagado. Quien lo haya tenido como Profesor seguramente sonreirá al recordar, en alguna prueba escrita floja, haber descubierto al pie de la calificación, bajo la letra estiradita de papá, alentándolo con esta frase: "PERSEVERA Y TRIUNFARAS”... Consejo que reiteradas veces veremos asomar en su obra poética: “Piensa que todo, si te afanas, puedes; / ve que es útil la brizna y la montaña; / y recuerda que el odio no redime / sino el que lleno de idealismos, ama...” 

La docencia fue, para él, una auténtica vocación. Había nacido en Chivilcoy un 4 de diciembre de 1887. A los 5 años perdió a su padre. A tan corta edad entendió que abrirse camino no en la vida le seria muy difícil... 

Creció en el campo, trabajando a la par de los peones. Allí aprendió a amar la tierra y sus labores: arar, sembrar, recoger la cosecha, tender alambrados... y, por supuesto: mirar el cielo, contemplar las puestas de sol, amar los árboles, maravillarse contemplando la naturaleza... Pero era consciente, de que, aunque el campo le acercara sabiduría, para llegar era necesario instruirse. 

Desde muy chico hacía versos. El soñaba así su futuro: “Quiero ser, nada más. Y para ello / unzo mí yunta de ideal y marcho / y hundo la reja y piso las cizañas, / y con las aves de mi surco, canto.” 

Un día llegó al campo un diario de Chivilcoy y por él se enteró de que en dicha ciudad se fundaría una ESCUELA NORMAL. Por un momento su alegría se empañó pensando, avergonzado, que sus 17 años eran demasiados para inscri­birse en primer año... Pero su vocación fue tal que igualmente se presentó y tuvo la suerte que el director de entonces, el Profesor Mathus, lo estimulara e inscribirse. En esa escuela cristaliza su sueño anhelado y se recibe de MAESTRO. 

En la docencia se inicia con unas pocas horas de cátedra en la Escuela Normal de Dolores. Hasta que un día un amigo le ofrece la posibilidad de fundar una escuela primaria nacional regida por la Ley Lainez y ocuparse él sólo de la misma. Por supuesto que aceptó. Recién casado con mi madre, su amada Angelita, compañera inseparable, ambos comienzan un largo y sacrificado itinerario docente. 

El 16 de julio de 1911, se inaugura oficialmente en Dolores la Escuelita Nº 92. [2] Tenía que comenzar desde cero... Había que construir desde los bancos hasta los guardapolvos para los chicos; desde los pizarrones y borradores hasta ingeniarse para cortarle el pelo o las uñas a los alumnos más desprolijos. 

Próximo a la escuela alquiló un terreno para que los alumnos practicaran “huerta” y disfrutaran de la cosecha que recogían. 

Con medios sumamente precarios también se les enseñaba canto, trabajos manuales, labores, hasta se compró un telar. E1 primer trabajo que hicieron fue une bandera argentina. La escuelita creció, se le pidió al Ministerio una casa más grande y llegó el momento de bautizarla. Mi padre propuso el nombre de otro gran Maestro que lo había alentado en su voca­ción docente, el profesor José Benjamín Zubiaur.[3]

En 1923 lo trasladan a papá a Tandil para hacerse cargo de la Dirección de la Escuela Normal. Allí se entera de que a "su" escuelita le han cambiado el nombre por el de “Misiones”. Cosas oscuras de la política... Él degraciadamente no puede hacer nada. Pero los lugareños, casi como una lírica venganza, desde entonces comienzan a llamarla "la escuela de Cotta”... En la actualidad por resolución ministerial lleva su nombre oficialmente. 

Lo mismo que el Jardincito de la Ribera de Quilmes [4]... como la escuela Nº 27 [5]... En fin: “Dicen que el recuerdo es un poco de identidad”... [6]

De Tandil lo trasladan a La Pampa, para hacerse cargo de la dirección de la Escuela Normal de Santa Rosa. Para allá parte toda la familia: mamá, papá, Laura y Juan Ángel - mis hermanos mayores - y Roberto y yo, los mellizos que entonces tendríamos 2 años... 

De La Pampa lo trasladan a Quilmes para asumir la Dirección de la Escuela Normal, vacante por haberse acogido a los beneficios de la jubilación el director fundador, don José Sosa del Valle.

Podría pasarme la tarde entera evocando las horas pasadas en esta querida escuela, estudiando más que nunca por ser la hija del Director. A veces pienso que me recibí con medalla de oro (“dorada”... bah!) no por amor al estudio sino, simplemente, por amor a Papá; para hacerlo quedar bien y regalarle así una dosis de felicidad encubierta... Pero nadie se alarme. No voy a hablar más de mí. Voy a respetar celosa­mente los 10 minutos que me han acordado para esta evocación... 

Papá fue también un notable conferencista. Cierta vez, ese gran Maes­tro argentino que fuera don Pablo Pizzurno, leyendo una conferencia que había dado Papá en un centro educativo, le escribió estas concep­tuosas líneas: “Leyendo su eficiente disertación, se me ocurrió preguntarme, ¿Dónde, en qué institución, con qué profesor, en que ambiente se ha formado este maestro? Y me di la respuesta, casi seguro de no equivocarme: Este hombre es autodidacta. ¡hijo de sí mismo !”... 

La familia, la infancia y los jóvenes fueron siempre para él prioridad. Pero como ciudadano también le importaban los problemas que aquejaban a su país. Así lo expresa en este soneto escrito en 1955 y que nunca fue publicado - según él decía irónicamente: “por falta de espacio"...

Se titula: ¡ARRIBA JUVENTUD! 
Y dice así:

Es izquierdista el corazón y manda: / ¡arriba juventud, lozana y fuerte! / Que es mejor irse en brazos de la muerte / que ser el brazo de una acción nefanda. / ¡Libertad! ¡Libertad! es la demanda del que a la libertad jamás pervierte. / Moreno, Rivadavia o Almafuerte / junto a Jesús, exhortan: !YERGUETE!... ¡ANDA! / Está la Patria enferma de cinismo, / lucro, lujo y - ¡lo peor! - oscurantismo: / ayer como hoy sacrílego botín. / ¡Avanza, juventud, noble y serena / hacia el surco, la cátedra o la arena... / ¡Nos concitan Sarmiento y San Martín! 

¿Comprenden ahora mi orgullo? Papá poeta... papá Maestro... papá escritor... papá soñador... ¡para mí el mejor Papá del mundo!

Amaba la vida de hogar sencilla, sustentada por el amor de todos, sin estridencias ni ostentaciones. Si como Maestro fue luz que ayudó a alumbrar muchos caminos y alentó siempre a la juventud... como Padre fue ejemplo excepcional de honestidad, rectitud, comprensión, desinterés, sabiduría y amor sin límites. Nunca silenció sus sentimientos. Padre visionario. Padre luchador, Padre valiente, Padre ternura, que supo eternizar en esta poesía que me van a permitir leer, el culto que rindió siempre a la familia y al hogar; ese hogar donde crecimos en libertad y fuimos tan felices, quizás sin darnos cuenta entonces... 

¡DIOS TE LIBRE; 
Dios te libre, mujer 
de la casa sin ruidos, 
de la mesa sin manchas, 
del patio arregladito, 
de la sala en que yacen 
los juguetes dormidos! 
¡Dios te libre! Cuando eso 
se consigue, no hay niños; 
la vejez ha llegado, 
el ensueño ha partido, 
y en loa bronces que brillan 
y en los zócalos limpios, 
se pasea el recuerdo 
hecho sombra.¡Bendito 
el desorden que es Vida!... 
Ah, si un día, en silencio 
se quedara este nido 
y yo viera todo eso, 
clamaría al Altísimo: 
¿Para qué tener oro? 
¿Para qué haber vivido? 
¿Para qué el sol y el aire? 
¿Para qué tú, Dios mismo?... 
Juan Manuel Cotta 

Compilación Chalo Agnelli
Colaboración de la Sra. Graciela Skilton Cotta

NOTAS
[1] Ed Jarmat, Quilmes, 2004. 
[2] Hoy es la Escuela Nº 30 “Juan Manuel Cotta” que el año pasado cumplió 100 años. Hipolito Yrigoyen e/ Alem y Vucetich 152, Dolores. Pcia. de Buenos Aires. 
[3] José Benjamín Zubiaur (1856 -1921) fue un educador. Promotor del deporte, la educación física, y el olimpismo moderno. Fue uno de los trece integrantes originales del Comité Olímpico Internacional (COI). Fue rector del Colegio de Concepción del Uruguay y Director General de Escuelas de la Provincia de Corrientes. Luego de 1915 fue Director de Instrucción Pública del Ministerio de Educación. Se caracterizó por sus ideas pedagógicas renovadoras orientadas a ampliar la enseñanza a todos los sectores sociales, incorporando contenidos como la educación física, la educación industrial, las actividades prácticas, etc., así como modalidades como la escuela nocturna, las escuelas rurales, la educación conjunta de ambos sexos, etc. (http://es.wikipedia.org) 
[4] Jardín Nº 917, Marinero López 575, La Ribera. 
[5] E. P. Nº 27 San Luis 4016, Quilmes. 
[6] La Escuela Nº 24 de José C Paz también lleva el nombre Pedro Juan Manuel Cotta, esta ubicada en Matheu y Fragata Sarmiento de esa localidad de la provincia de Buenos Aires 

Publicado en el EL QUILMERO el 9/07/2012 
Véanse nuestras entradas de 8/8/11, 20/6/12, 27/6/12 y 28/6/12 en este blog.

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