19/12/11

Una reflexión para estos días que se acercan... 

Dice Eduardo Galeano en su libro “Espejos”[1] Una historia casi Universal: “Las máscaras africanas no te hacen invisible. No ocultan, no disfrazan, no enmascaran. 
Los dioses que en África fundaron nuestra vida terrestre, envían las máscaras para transmitir energía a sus hijos. Da fuerza esa máscara de los cuernos de toro, brinda velocidad la que ostenta cornamenta de antílope, la que tiene trompa de elefante enseña a resistir, la que tiene alas hace volar. 
Cuando una máscara se rompe, el artista mascarero talla de nuevo, para que su espíritu no quede sin casa y para que la gente no quede sin ayuda”. 

¿Por qué no hacemos como los mascareros africanos y dejamos de ocultar con máscaras nuestros sentimientos, el pasado, nuestros momentos malos y los buenos – éstos que molestan a alguna gente que usa otro tipo de máscaras? 
¿ Por qué no transmitimos, en cada acto de nuestra vida en el que compartimos con el otro, la pasión que es tan necesaria para no necesitar máscaras que muestren a personas que no somos? ¿Por qué no transmitimos nuestra energía – sea mucha o poca- y nos ponemos la máscara de la solidaridad, la de la satisfacción cuando al otro (que en definitiva en algún momento puedo ser yo) le va bien, o mejor aún la máscara de la convicción de querer trabajar, colaborar con el que lo necesita, que, a mi manera de ver, nos incluye a todos (en mayor o menos medida)? Porque por suerte, y como también dice el genial Galeano “De deseo somos (…) y ” La vida era una y siendo una, era ninguna (…)Y la flecha del deseo partió la vida al medio y la vida fue dos. Los dos se encontraron y se rieron. Les daba risa verse y tocarse también. 

Por eso, como mucho más que dos somos los que trabajamos juntos, vamos a una marcha para pedir justicia, lloramos cuando vemos el hambre caminando en piecitos de pocos años o simplemente hacemos fila para tomar el colectivo... Pero sobre todo porque "los que olvidamos nos recuerdan" y a veces también son mucho más que dos, espero que en estos días que se acercan podamos parar un poquito y recordar eso, que como somos muchos, no necesitamos máscaras que nos disfracen pero que sí, nos transmitan, (como hacen las africanas) deseo, resistencia y sobre todo la lucha... y si somos más los que deseamos encontrarnos y VERNOS a lo mejor cambia un poquito la cosa no? 

Les mando un beso enorme y les doy a todos y a cada uno de ustedes las gracias por estar siempre, por apoyar cada proyecto o consigna que les propongo, por compartir estos espacios tan maravillosos que nos brindan las redes sociales y sobre todo por hacerlos crecer! Por dejarme entrar todos los días a un pedacito de sus vidas a través de sus recuerdos… y así sentirnos identificados con el otro. Por seguirme en esta loca y apasionada forma de vivir la vida que tengo que hace que no quiera perder un minuto, como si eso no fuera bueno también… no? 

Porque este año, como en todos, nos pasan cosas buenas y malas y algunas, hasta inesperadas. Para mí fue un año muy particular (como desde hace varios años), lleno de trabajo y de viajes que me permitieron descubrir cada una de las miradas y las sonrisas de personas que, a pesar de no haber sido nunca virtuales para mí, se corporizaron en Venezuela, España, Brasil, Chile, Uruguay, en mi Argentina querida y en todos los lugares a los que tuve la suerte de ir con la Historia Oral. 

Y gracias a los que están – y a los que no están- en Otras Memorias, un sueño que se hizo realidad y que hoy (después de un poco más de un año nada más) tienen más de 600 personas, compañeros de distintas rutas con los que compartimos el mismo objetivo… hacer lo que nos gusta y devolverle al que nos permite hacerlo -nuestro entrevistado- lo que éste se merece. 

En uno de mis libros, en la contratapa escribí algo acerca de lo que es la Historia Oral para mí y como lo leo y sigo pensando lo mismo, pero con más intensidad, les doy las gracias con esas misma palabras, deseándoles con todo mi corazón “…que la tarea cotidiana se llene de pasión, que, a mi juicio, es el motor que debe guiar cada una de nuestras acciones en la vida”.
 
Gracias, muchas gracias! 
Laura 

[1] Galeano, Eduardo: “Espejos” Una Historia casi Universal. Buenos Aires. Siglo XXI Editores. S.A. 2008,  página 133.

Mensaje enviado por Laura Benadiba.

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